jueves, 11 de febrero de 2010

Acepto.

Me senté en la pequeña silla frente el escritorio, y noté que el autor de mis pesadillas , en vez de sentarse en la silla de gran respaldo; se situó tras de mí, mientras que con gesto pensativo mientras miraba por la pequeña ventada dijo:
- Se están muriendo. Y lo sabe.
La afirmación me tomó por desprevenida, aún así, creí saber a quienes se refería.
-Mejorarán – aseguré, mientras recordaba la repentina mejoría que Ari y yo tuvimos.
-Cierto, mejorarán… pero sólo para volver a empeorar. Justo lo que le sucederá a su amiga Ariana, al chico de la camilla y a usted.
Una sensación de pánico me ahogó y miles de preguntas se empezaron a arremolinar en mi mente. Al parecer nos tenían mucho más controlados de lo que pensaba, y comprendí que haber dejado mi antigua vida casi perfecta atrás, no había servido de mucho.
-¿En verdad creyó que iban a desaparecer de nuestro sistema?—dijo al ver mi cara de pánico – Eso es prácticamente imposible – dijo con una risa.
- ¿Para que me quiere? – dije apretando los dientes.
- Bien, usted fue una de las primeras sobrevivientes – se me puso la piel de gallina al escuchar la última palabra – así que en su sistema inmunológico está la clave a nuestro problema de muertes prematuras después del experimento.
- ¿Y por qué a mí?.
-La vida de su amiga Ariana y la suya misma, está en juego. – me recordó, ignorando m
-¿Que pasa si me rehúso? – dije, lo más fría que pude.
Pensé en algunos planes de escape, pero inmediatamente que los descarté, ya que seguramente, este lugar estaría mucho más vigilado que la mismísima Casa Blanca.
-No tiene opción, y creo que lo sabe. – tenía razón, y eso era lo que me hacía más enojar.
Apreté los puños sobre los brazos de la silla en la que estaba sentada, tratando de mantener el control de mi misma. Si tenía alguna cualidad, definitivamente, no era el control de mi temperamento.
Respiré profundamente un par de veces y por unos minutos pensé que posibles saldría tendría esto, y ninguna era muy esperanzadora que digamos.
-Acepto. Pero con una condición. – dije al fin.
Él se limitó a reírse lo que había dicho y yo traté de no explotar de ira.
-No está en posición de negociar pero, adelante, la escucho.
Inhalé profundo.
-Me hará esa operación o lo que tenga que hacerme para sacar su antídoto, pero, tendrá que dejar libre a alguien que yo escoja.
Pareció meditarlo durante unos segundos.
-Le tengo una mejor oferta: Deja que le hagamos el procedimiento y aparte, usted será nuevamente el sujeto de prueba de otra de nuestras innovaciones. – dijo con una sonrisa arrogante.
“Innovaciones” repetí en mi mente. Y aunque sentía que hervía por dentro logré controlarle y pensar claramente.
Si aceptaba, salvaría a Matt, y probablemente a Ari. Salvaría dos vidas.
Sabía que a ellos no les importaba mi vida, y que si moría en esa “innovaciones”, probablemente no cumplieran con su palabra. Tal véz me arriesgaría en vano.
Pero el que no arriesga no gana…
-Acepto – dije con pesar.
-Supongo que no tengo que preguntar a quién elegirá. – dijo un tanto divertido.
- Al parecer no.




Sentía que me dolía todo, incluso los huesos y la camilla dura de hospital no ayudaba en mucho a sofocar el dolor.
Escuchaba todos los sonidos a mi alrededor con muchísima más claridad que antes.
Las agujas que habían traspasado mi piel, inyectando un líquido blanquecino – lo cual era parte de su innovación - , me habían dolido menos de lo que ahora me dolía todo el cuerpo. No sabía si la nueva agudeza de mis sentidos era debido a eso.
A través de mis párpados cerrados sentí que alguien ponía una resplandeciente luz junto a mí. Y aunque mi reacción instintiva sería apartarme, pero por alguna razón sentía que mi cuerpo pesaba una tonelada y a penas podía respirar. Tal véz era uno de los efectos secundarios.
- ¿Le inyectamos el antídoto señor? – preguntó la voz de una mujer cerca de mí.
- No. – contestó alguien que parecía mandar allí, después reconocí que era quien me había propuesto esto - No creo que despierte así que, déjela morir.
“Déjela morir”. Las palabras resonaron en mi interior con tal intensidad que me hicieron sentir aturdida.
Trataba de procesar lo que había dicho. ¿me iban a dejar morir?, en ese caso ¿Matt se iba a quedar atrapado aquí al igual que yo?. El pánico fue creciendo más y más dentro de mi pecho.
Ellos me habían mentido, me habían enredado en este extraño juego sólo para no dejarme salir.
No, no lo podía permitir. Ni por mi, ni por Ari, ni por … Matt.




------------------------
MIL GRACIAS por su infinita paciencias, sé que lo eh dicho mucho, pero la vdd no m canso de repetirlo por que no es más que la pura verdad.
Gracias por su apoyo incondicional [en especial a: danielle♥], me dan motivos para seguir con este blog ^^
p.d: lo siento si es pequeñin el cap