martes, 29 de diciembre de 2009

La pesadilla se repite.

Sentía una extraña pesadez en todo mi cuerpo, como si m hubieran sedado y sólo quedara algunos restos de ese sopor.
Me costaba respirar, y tratar de abrir los ojos era algo imaginablemente difícil; parecía estar atrapada en mi propio cuerpo.
Me dí cuenta que luchar contra ese sopor ahora no iba servir de nada, sólo me quedaba esperar a que se desvaneciera.
Intenté recordar lo que había pasado antes de encontrarme aquí…
…mi mente se divagó por unos instantes entre densos recuerdos, pero al llegar donde Jake me decía que ya era novio de Emily, esa maldita y extraña sensación me volvió a apuñalar, haciéndome estremecer.



Sentí unas frías sábanas bajo de mí. El sopor comenzaba a desaparecer.
Traté una vez más de abrir los ojos, pero esta vez una brillante luz blanquecina hizo que los cerrara de nuevo.
Demonios. ¿Dónde estaba?.
Giré la cabeza y volví a abrir los ojos; esta vez la apabullante luz no me lastimaba tanto.
Unas sillas de metal que se veían viejas estaban cerca de mí. Empecé a examinar el lugar, intentando reconocerlo. Le encontraba un parecido pero no lograba situarlo entre mis recuerdos. Cuando al fin lo comprendí una sensación de puro pánico bajo por mi espina dorsal, haciendo que temblara ligeramente.
No, no. No podía estar pasando esto. Se volvía a repetir la historia de esa fría noche en Washintong.
Me levanté tan rápido como pude y en un intento por ponerme de pie algo jaló a mi mano derecha hacia un lado, impidiéndome escapar.
Mis ojos se abrieron como platos al notar que me detenía: unas esposas.
- No cometeremos el mismo error dos veces – dijo una voz profunda, que provenía delante de mí.
Traté de leer los pensamientos de quien tenía enfrente, pero fue nulo, no pude escuchar absolutamente nada.
Escuché como se reía ante mi frustración. Seguí sentada sin decir nada, esperando a que saliera de la oscuridad.
Parecía una película moderna de miedo: la asustada heroína espera que su captor salga de la sombras.
Se me escapó una sonrisita ante la comparación.
Seguí esperando, y mi respiración se empezó a hacer ligeramente agitada. ¿Por qué estaba aquí?, Y si me habían podido ubicar ¿también a Ari?.
- Creo que ya tenemos el gusto de conocernos – la mismo voz interrumpió el hilo de mis pensamientos.
Él salió sin más de las sombras, y tenía el mismo aspecto que yo recordaba, como si en un año no hubiera cambiado en absolutamente nada.
- Por desgracia –murmuré bajo.
Me lo quedé mirando con ojos tan fríos e inexpresivos como el hielo, hasta que él habló:
- Vamos a dar una vuelta. – en tono en el que lo digo sonó como si fuéramos dos viejos amigos.
Miré mi mano esposada, después lo volví a mirar con una ceja encarnada.
Con un movimiento de cabeza llegaron velozmente dos señoritas, de no más de 30 años, con el sufrimiento y agotamiento escritos en su rostro; por alguna razón las asocié con esclavas.
La piel se me puso de gallina al pensar que todavía había esclavos en el siglo XXI.
Él salió de la habitación y se dispuso a caminar por una pasillo que parecía interminable. Sopesé la oportunidad de escapar ahora, pero esas ideas se disolvieron cuando me dí cuenta de que dos tipos fortachones nos seguían desde lejos. Genial.
Empezamos a pasar por una zona donde el pasillo se dividía y conducía a otras salas.
Me animé a dar un vistazo y enseguida me arrepentí.
Filas de camillas que parecían interminables se extendían ante mí, todas con alguna persona agonizando.
Obviamente no eran tan buenos samaritanos como para abrir una sucursal de urgencias. El aspecto chupado y pálido de esas personas inocentes me recordaron a lo mal que se veía Ari – y seguramente yo – al principio de esa extraña enfermedad.
¿Cuántas vidas estaban dispuestos a desperdiciar?.
Allí fue cuando todo encajó: esa extraña enfermedad estaba ligada con todo esto, esa era la razón por la cual el padre de Ari no sabía exactamente que teníamos.
Un escalofrío de pánico me recorrido la espalda.
Bueno, pero nosotras estábamos mejorando … ¿cierto?.
Entre el mar de rostros agonizantes uno en especial me llamó la atención. A pesar de lo demacrada que estaba su cara pude identificarlo, y para mi mala suerte, demasiado rápido.
El miedo y el dolor me acuchillaron por todas partes…







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lo siento si es poco, no quiero sobrecalentar mi cabecilla loca XD



Feliz Año Nuevo!!! les deseo lo mejor a tod@s ^^



Yo creo qe publicaré hasta el próximo año XD

lunes, 7 de diciembre de 2009

El peso de la Oscuridad.

El tiempo pasa rápido, a veces demasiado; cuando te das cuenta se ah evaporado, y el dolor se ah adormecido.
En las noches ya no me asaltaban las pesadillas a cada dos por tres, mis ojeras habían disminuido y la extraña enfermedad estaba apunto de desvanecerse.
No pude evitar pensar que la causa de esta enfermedad había sido ese extraño tratamiento al cual nos habían sometido , del cual habíamos salido con ciertos “dones”.


Una punzada de coraje se me clavó en el estómago mientras veía el pequeño número tatuado en mi piel.
Cerré los puños en torno al volante con más fuerza de lo necesario.
Inhale y exhalé algunas veces para tranquilizarme, no quería rruinar la salida. Habíamos decidido salir a festejar que después de mes y medio – no era mucho pero a mí me había parecido eterno- Ari y yo habíamos mejorado notablemente.

Me miré por el retrovisor antes de salir y entrar al pequeño y concurrido bar.
Mis ojos resplandecían de un modo extraño con las luces que salían de las lámparas.
Aunque me pintara el cabello, cambiara mi nombre, me mudara de cuidad e iniciara una vida de nuevo, me encontrarían, de eso estaba segura. Lo único que no cambiaba con el paso de los años era los ojos, esa chispa siempre se iba a mantener viva y eso sería lo que me delataría.
Traté de dejar a un lado todos esos pensamientos para enfocarme en pasármela bien.

- Val!! Qué bien que viniste! – me recibió Ari con su usual alegría, mientras que con su mano izquierda arrastraba a Alex.

Unos minutos después de todos los abrazos y saludos efusivos, todos se sentaron con su respectivas parejas, quedando yo sola.
Sabía mejor que nadie que lo hacían inconscientemente, era como si fueran imanes y aunque no quisieran, se atraían mutuamente.

No pude evitar sentir una punzada de un sentimiento que no pude describir cuando Jake me dijo que él y Emily ya eran novios. Lo felicité, claro, era mi mejor amigo y estaba feliz por él, pero esa extraña punzada me seguía molestando.


Sentada en un cómodo sillón de piel color rojo sangre, mientras los veía irradiando tanta felicidad, sentí que un hoyo se abría en mi pecho, saliendo de él confusas emociones y recuerdos, borrosos y repetitivos.
Me paré, tomé mi bolso y salí de allí sin despedirme de nadie, seguramente no se darían cuenta de mi ausencia.

Caminé hasta el estacionamiento mientras algunas lágrimas rodaban sobre mis mejillas, pera luego estamparse en el asfalto.
¿Por qué demonios había dejado el coche tan lejos?. Seguramente sólo habría caminado unos metros pero ese hoyo en mi pecho pesaba como dos toneladas, haciendo más forzados mis pasos.
Después de lo que me pareció una eternidad llegué al coche y de un jalón abría la puerta del conductor.

Antes de subirme, lancé mis cosa en el asiento trasero. Estaba pos subirme cuando sentí unas manos alrededor de mi cintura, que me sujetaban fuertemente y me jalaban hacia abajo.

Un grito ahogado salió de mi garganta.

Sentí un golpe en la cabeza y todo empezó a ponerse extrañamente borroso, de pronto sólo podía ver el cielo estrellado, para después comprender que era por que estaba acostada en el piso.
Las siluetas de unos hombres se movían rápidamente en torno a mí, después sentí un peso aplastante sobre mí; si la oscuridad tuviera peso, sin duda ese sería.

Intenté gritar, moverme o hacer algo, pero mi cuerpo no respondía.
Al final me rendí y dejé de luchar, para dejarme aplastar por la oscuridad…


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Hmm al fin publique algo, tal véz es muy pequeño o malo, pero mi inspiración para este blog anda perdida en algún lugar del universo...